compré tres kilos de nata de pastelería y las fresas eran brillantes y recién recogidas de los campos de Aranjuez.
Hice un bizcocho que en ingés se llama "ángel" de lo suave que es, lo corté en cuatro lonchas y las rellené de nata y fresas. Terminé la tarta cubriéndola con nata y las fresas que guardé para decorar, sin olvidar la mermelada de fresas caliente para que chorrease por los costados... espero os guste!